Ora que fuimos al Tláloc tuve una de las vistas más chingonas de toda la cuenca de México.
Entre otras cosas puede verse el Nevado de Toluca al tiempo de que ves toda la ciudad de México y luego hacia el noroeste incluso puedes ver Teotihuacan. Hacia el sur pueden verse los volcanes: Popocatépetl e Iztaccíhuatl y luego en primer plano tienes al cerro Telapon. Si miras por donde le sol sale, puedes ver a la Malinche alineada con el pico de Orizaba, evidentemente aquì ves la ciudad de Puebla y Tlaxcala. Bueno, y por si fuera poco, la nieve sobre un sitio prehispánico que fue montado en la cima, con una calzada de 100 metros de largo y anchos muros de un metro o dos, que remata en una base piramidal donde posa el templo dedicado al dios que siempre está al lado de Huitzilopochtli y todos le temen pero igual es, asegún lo arqueólogos, menos importante que el tal Huichilobos..jajaja, bueno, está chingón pues!
De pilón, una sombra tremendae magestatis que bueno, véanla ustedes mismos en este blog.
Vale, pues eso es todo, el video pues sólo es siguiendo el tema...lo que cuesta subir algo Don...7 horas de subida sobre la nieve y en la noche, que realmente valieron la pena.
Era la ENAH. Se reconocía fácilmente por su media luna y su auditorio. El auditorio cada día se me figuraba más a la parroquia de San Vicente de Paul en La Perla. En esa ocasión había un evento de feministas que repartían volantes a la salida del edificio principal. En el lagartijero había una congregación de alumnas que exigían un alto al acoso. Entre las escaleras y la entrada principal había una fiesta que parecía rave entre los puestos de garnachas que alimentaban a los estudiantes. El patio central del edificio principal, no era más que una extensión de ese pasillo largo que todos los días tenía cruzaba para dar clases. Bajando la escaleras la vi recargada en el pasamanos. Cuando me vio se espantó. Quise saludarla por instinto, pero sus gestos me hicieron pensar que quería estar lo más lejos de mi. Lucía pálida y vieja. Usaba peluca. Finalmente huyó de mí hacia los puestos de garnachas y yo fingí no conocerla. Era la primera vez en casi dos décadas que no la veía. De regreso a la
Pinche enfermo, está bakán tu página, creeras que la vi entera de puro ocioso que ando hoy. Por acá ya entramos al otoño, empezó el viento, las clases en los colegios, se terminan las frutas, las chiquillas se empiezan a tapar etcétera... Pero todo se llena de colores cuáticos...
ResponderBorrarUn abrazo desde la Patagonia...!!!
Kémel Sade