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¿Fun toy'? Aquí tas, divertido! Algunas notas para los estudios sobre la diversión


El siguiente texto es el borrador final de un artículo publicado en la revista Incorporare: Escenario del tiempo. Año 1, Número 1, 2007, pág. 61. (Para conseguir un ejemplar o ponerse en contacto con los editores diríjase a corporeidad@gmail.com)

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Definiré la diversión por lo que es desde mi punto de vista y con base en la formación que me he hecho del fenómeno y no por lo que se entiende por diversión. Debo advertir que el trabajo presentado no está refinado y es un intento burdo que pretende filosofar sobre el término. Así mismo, se advierte que el concepto ha sido creado de la experiencia y la lectura de algunos autores, pero que ante la falta de información directa del tema sólo han servido para indagar en las pistas que arrojaron sus escritos sobre la cabeza de este humilde y pretencioso escritor, que habiendo incitado a la duda con la expresión anterior no busca sin embargo, parecer pedante y arrogante. Al fin y al cabo, la diversión puede surgir en momentos de tensión cuando personas como yo, ya no saben a dónde dirigir su atención: a la dedicación de este trabajo o, a darle vueltas al mismo ante la falta de imaginación para salir del embrollo en que se han metido.

Es fácil deducir que una sociedad que depende por completo de los robots se vuelve muelle y decadente, debilitándose y muriendo de puro aburrimiento o, más sutilmente, por perder la voluntad de vivir.” (Isaac Asimov, Fundación y Tierra.)

“Tal como nos ha sido impuesta, la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles. Para soportarla, no podemos pasarnos sin lenitivos (<>, nos ha dicho Theodor Fontane). Los hay quizá de tres especies: distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas que la reducen; narcóticos que nos tornan insensibles a ella. Alguno cualquiera de estos remedios nos es indispensable. Voltaire alude a las distracciones cuando en Candide formula a manera de envío el consejo de cultivar nuestro jardín; también la actividad científica es una diversión semejante. Las satisfacciones sustitutivas como nos las ofrece el arte son, frente a la realidad, ilusiones, pero no por ello menos eficaces psíquicamente, gracias al papel que la imaginación mantiene en la vida anímica. En cuanto a los narcóticos, influyen sobre nuestros órganos y modifican su quimismo. No es fácil indicar el lugar que en esta serie corresponde a la religión. Tendremos que buscar, pues, un acceso más amplio al asunto.” (Sigmund Freud. El malestar en la cultura.)

Diversión: dícese de aquello...

¿Q

ué es divertir?¿qué es la diversión? Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su primera acepción, diversión proviene del latín diversionis, y significa la acción y el efecto de divertir, de donde se desprende que, divertir (del latín divertere, llevar por varios lados) es entretener o recrear en su primera acepción. De esta forma, podemos vincular el término ‘diversión’ a la segunda acepción de su significado, la cual nos indica que la palabra diversión se usa como un sinónimo de ‘recreo’, ‘pasatiempo’ o ‘solaz’.

De lo anterior podemos advertir lo siguiente: La palabra diversión evoca a las recreaciones, a los pasatiempos y a lo que puede considerarse solaz. Y sin dejar de lado su concepto original (separar o llevar por varios lados) la diversión puede considerarse como aquella forma de hacer las cosas pero llevando la acción por otros lados, teniendo claro que la diversión no es darle vueltas a un asunto para nunca llevarlo a cabo o dejar de hacer lo que hacemos para hacer otra cosa.

Pero antes de enredarrnos en este barullo que representa la semiología de la diversión, debemos abstraer el término y sin ánimos de divertirlos (llevarlos por otros lados) en este trabajo, creemos fundamental conceptualizar el término “diversión” para así tratar de entenderlo, tal y como será tratado.

La diversión es ante todo solaz, es el alivio de los trabajos, y por lo tanto, no necesariamente queda excluida del mismo, es decir, el alivio de los trabajos no es necesariamente dejar de trabajar, sino por el contrario hallar una forma determinada de trabajar en la cual estemos aliviados. Esa forma determinada, “resultante de la interpretación y de la transformación de los modelos sociales y de la experiencia del individuo” (Diujker et al, 1961; Stoetzel, 1963), puede ser la forma divertida, en donde el cuerpo esté en disposición de comportarse de algún modo, y de manera biológica, física y mental, el individuo esté relajado, descansado, aliviado. No hablo de un individuo que se divierte porque juega fútbol, sino de uno que se divierte porque tiene la disposición de divertirse.

Y es necesario hacer hincapié en la característica reconfortante de la diversión como parte inherente de la misma ya que sin el consuelo o el gozo que provoca en el ánimo, de manera intermitente, no podemos hablar de diversión, pues una característica fundamental para entenderla, es precisamente la de alegrar el alma del ser humano.

La diversión “ejerce un influjo dinámico y orientador sobre las respuestas que un individuo da a todos los objetos y situaciones con las que guarda relación”.[1] Dicho de otra forma, la diversión es la actitud donde el individuo encuentra una respuesta de gozo, alivio y bienestar en el curso de la elaboración del comportamiento para todas y cada una de las situaciones en donde se encuentre.

Antes de seguir adelante, retomemos a Freud cuando nos dice que el ser humano vive para ser feliz, aunque “cado uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz”(Freud, 2005:28). Para él, existen tres tipos de lenitivos según los cuales el hombre busca la felicidad: 1) distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria; 2) satisfacciones sustitutivas que la reducen y; 3) narcóticos que nos tornan insensibles a ella (Íbidem:15).

Pero divertirse no es cuestión de ser o no felices, para ser felices no necesitamos ser divertidos. La parte divertida de lo que Freud dice, en todo caso se refiere a las acciones mismas que hacemos para lograr esa felicidad, “esas distracciones poderosas” pueden resultar divertidas o no. Con los narcóticos podemos ser muy divertidos pero precisamente al insensibilizarnos de la miseria, la felicidad se anula.

Menciono esto, porque debe quedar claro que la diversión es sólo un mecanismo, en todo caso, para ser felices. Sin embargo, yo no encuentro en Freud la solución a mi problema, si no la experiencia de un individuo de un país frío que vivió hace más de 50 años y que, empero, cree que la vida no puede ser y de hecho no es, sin satisfactores. Incluso llega a mencionar como satisfactor muy importante, la sublimación de los instintos que acrecentarían el placer del trabajo psíquico e intelectual. Desgraciadamente Freud piensa que sólo unos cuantos pueden disfrutar de esta forma más noble y elevada de encontrar satisfacción de la vida. Excluyendo a los simples mortales que sólo saben satisfacerse con “instintos groseros y primarios” (Íbid: 24-25). Lo cierto es que estudios recientes han demostrado que los satisfactores que logran un cerebro más “rápido, lúcido y eficiente” son actividades humanas que están al alcance de todos los cuerpos del mundo (al menos de todos los homo sapiens sapiens modernos de todo el mundo) y que más allá de que estén al alcance de todos (porque es bien sabido que las personas nobles y elevadas (sic) no siempre gustan de eso) son actividades no intercambiables para activar y fortalecer al cerebro.

“Al envejecer, nuestras células cerebrales (neuronas) empiezan a perder las conexiones que las comunican entre si” (Speed, 2006), “la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y la obesidad le complican la vida a tu cerebro” (Íbidem)[2], asimismo el doctor Jeansok Kim afirma que el estrés daña las neuronas, “puede alterar procesos como el aprendizaje y la memoria, lo cual consecuentemente reduce la calidad de vida de las personas” (Íbid)[3], en fin, diversas son las circunstancias que pueden ocasionar un daño cerebral pero que pueden resolverse fácilmente. Según este artículo, hacer ejercicio físico ayuda al fortalecimiento y oxigenación cerebral, consiguiendo que nuestro cerebro se active. Al comer nutritivamente logramos un equilibrio químico en el organismo que previene la oxidación de nuestros órganos. Las moléculas antioxidantes, “neutralizan los radicales libres” y previenen la destrucción de las neuronas (Ídem). Cuando combinamos ciertos hábitos y nos hacemos de otros prevenimos el estrés. “Para que tu cerebro se mantenga joven y ágil puedes [...] realizar una actividad divertida que te imponga un reto” pero tampoco puedes comenzar a realizar todo tipo de actividades tratando de que tu cerebro se mantenga ocupado y que después caiga en un estrés crónico. Ocupar la mente es bueno, pero relajarla de vez en cuando también es saludable (v.g. la meditación y el ejercicio)(Ídem).

Cada quien puede hacerlo como quiera, entonces cualquiera puede valerse de diferentes mecanismos para tal fin. Uno de estos mecanismos, sin duda puede ser la diversión, que de ninguna forma es ajena a la alimentación, el ejercicio, la meditación, etcétera. Incluso cuando la diversión llega a niveles catárticos o al menos demasiado elevados como para desencadenar la risa (sin perder de vista que éstos niveles deben ser fugaces, nunca crónicos), incluso así, la dopamina liberada por esta experiencia, mantiene al cerebro en condiciones saludables.[4]

Tal vez cuando se han logrado éstas condiciones, es posible decir que la diversión alegra el alma, la mantiene viva. En otras palabras, para que el espíritu se mantenga vivo es necesario que se divierta. Y cuando hablo de que el espíritu se mantenga vivo, no me refiero a que la mente esté viva, que la sangre fluya y el individuo respire y piense. La ausencia de diversión no es, sin embargo, causante de muerte. La diversión alienta a seguir vivo, porque es una actitud ante la vida, es una forma de no perder la voluntad de vivir.

Pero entonces ¿le diversión es inherente al ser humano? Tal vez haya personas más divertidas que otras, incluso podemos hablar de personas que nunca se divierten. Probablemente existan personas que sean divertidas todo el tiempo o por el contrario, que su diversión sea fugaz. Considero que la diversión es parte de la naturaleza humana, pues aun cuando está regida por las leyes culturales, cada individuo puede adoptar de una forma determinada su actitud divertida y expresarla de mil formas dependiendo la situación en que se encuentre. De tal forma que esta actitud y otros mecanismos que el individuo emplee, abran paso a las formas y medios para hacer que si vida se vaya más leve, que su ser se alivie.

Entonces, siendo la diversión un alivio del espíritu, ¿podremos considerar a la diversión como una actitud frente a la vida? En efecto, podemos reflejar en nuestro ser una actitud positiva y de ligereza ante la vida, de modo espontáneo y efímero, o por el contrario de forma controlada y duradera. La diversión nunca es un modo de vida perentorio, en tal caso se eliminaría automáticamente partiendo del hecho de que significa un alivio de la vida, si siempre fuese ligera, todo el tiempo estaríamos relajados y no habría de qué aliviarse, excepto de la liviandad misma, lo cual es contradictorio.

De esta forma, la diversión se convertiría en una carga para el espíritu pues es precisamente lo coyuntural de la diversión, su estatus de racha (larga o corta), lo que conlleva ese alivio que tanto se ha mencionado (¿cómo aliviar algo no agobiado? ¿cómo curar la enfermedad cuando ésta no existe? ¿cómo estar aliviado todo el tiempo y volverse a aliviar?). La diversión nace en alguna etapa de nuestra vida y florece como el árbol de las rosas (casi todo el tiempo), no es algo nato en el ser humano que se pierda con el tiempo. La diversión se desarrolla con el ir y venir de las experiencias, se refuerza, se aleja, regresa y vuelve a irse. Tal vez nunca retorne, tal vez nos deje mucho tiempo o tal vez llegue un punto donde queramos que se vaya. Nosotros construimos nuestra propia diversión, pero debemos estar dispuestos a activarla. Tener esa actitud.

Desarrollamos actitudes conforme conocemos el mundo, y cada experiencia, cada sensación, construye el corpus divertido de nuestro destino. Jean Stoetzel (1963), distingue entre otras cosas, que una actitud puede actualizar y sostener un comportamiento determinado, pero también nos dice que es adquirida y resulta susceptible de sufrir los efectos de las influencias externas. Estas mismas experiencias y las nuevas, activarán nuestro sistema diversional cuando se le considere necesario. Por añadidura, la diversión pareciera vivir en nosotros, como las rémoras en los tiburones, cada día trasformándose, cada día desarrollándose, cada vez muriendo y renaciendo conforme lo vayan dictando nuestras experiencias. Apareciendo en nosotros según nuestras vivencias y percepciones, mostramos ante la vida nuestra cara divertida. Somos divertidos, como somos presuntuosos o aburridos, racistas o afectivos.

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“El pueblo jamás comparte hasta el final el énfasis de una verdad dominante. Si a una nación le amenaza algún peligro, cumple con su deber y salva a la nación, pero jamás toma en serio las consignas patrióticas de un Estado de clases, y su heroísmo conserva una sobria socarronería con respecto a todo el énfasis del poder dominante. Es por eso que un ideólogo de clase nunca puede penetrar, mediante su patetismo y su seriedad, hasta el núcleo del alma popular; en este núcleo enfrenta la barrera, insalvable para su seriedad, de una alegría burlona y cínica (denigradora); con la chispa carnavalesca (la llama) de una imprecación alegre que derrite toda seriedad limitada”

(S. Averintsev, “Bajtín, la risa, la cultura cristiana”)

“Leaving aside for the moment the strong play element in all human culture –an element that in many of its aspects was very strongly emphasized in New Spain- consider only the availability of leisure time to devote to diversionary activities.”(Leslie John Royal, Popular Diversions in Sixteenth-century México)

Divirtiendo!

¿Q

ué es la diversión? Si vas caminando en la calle y te preguntan: ¡ey! vos, señor de los significados, ¿podría decidme qué es la diversión? Seguro después de leer este texto, no podrás resistir las ganas de expresar tu ignorancia, porque la diversión es lo que uno quiere que sea, o sea que es de esas cosas que en verdad no pueden expresarse con palabras. Mientras trabajas en la fábrica, repetidamente, sin cesar durante diez minutos, ¿acaso no puedes divertirte entre esos diez minutos eternos? ¿Qué es divertido, trabajar en la maquila o hacer que la maquila parezca divertida?

Todos los días comes, vas al baño, caminas, te sientas, hablas con alguien y duermes. Imagina un día formando palabras con la sopa de letras. Imagina uno donde sólo comes porque debes comer; Ahora tienes que ir al baño, vas a hacer lo que ya sabes que tienes que hacer…ahora imagina que de pronto juegas…no pienso entrar en detalles. Imagina que sólo fuiste al baño y ya; caminas evitando las líneas, viendo las personas, sintiendo cómo se mueve tu cuerpo, pensando en mil cosas, pero además en que crees que piensas muchas cosas mientras caminas. Ahora solo vas caminando.

Verás la silla y te sentarás, hablarás de negocios con alguien y de pronto recordarás en qué se parecen los cigarros a los billetes de 100. Tal vez te pongas a inventar anécdotas y chistes que nunca existieron y tengas que ir a dormir. Antes deberías entregar tu trabajo, pero hablar seriamente de un tema como la diversión no es divertido y entonces optas por divertirte mientras terminas. Escribes las últimas líneas…parece que has terminado. ¿Qué es divertido sino el simple hecho de hacer menos aburrida la vida?[5]


Bibliografía.

Colaboradores de Wikipedia

2006 Wikipedia, La enciclopedia libre. Actitud (última revisión) 3 de septiembre de 2006. http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Actitud&oldid=4558669. Sitio consultado el 26 de noviembre de 2006.

DEL VALLE Aldasoro, Flavio

1998 Mente, cuerpo, alma, doctores y “curanderos” (El poder de la mente sobre el cuerpo y sus enfermedades en el ámbito de la atención a la salud de México: tres estudios de caso), Tesis de licenciatura, Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas-Puebla, Santa Cruz Mártir, Puebla

DUIJKER, M. C. J. et al

1961 “Les attitudes” en Enciclopedia de las Ciencias Sociales: Sociología. ASURI de ediciones, 1981

FREUD, Sigmund.

2005 El malestar en la cultura y otros ensayos, Alianza editorial, México

RAE

2006 Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, edición web. http://www.rae.es/ Sitio consultado el 2 de octubre de 2006.

SPEED W. William

2006 “Juegos mentales” en Selecciones, Reader’s Digest México, octubre 2006, no. 791, México

STOETZEL, J

1963 “La conception actuelle de la notion d’attitude” artículo publicado originalmente en Sondages, n. 2, en Enciclopedia de la Ciencias Sociales: Sociología, ASURI de ediciones, 1981.

Bibliogafía complementaria

MICHAL M. Stress: La fórmula de hoy para el stress de todos los días, Ediciones Roche, México 1992

SÁNCHEZ, Lorena. “El placer inocente. A los adultos nos sobran motivos para jugar”, en QUO, No. 58, agosto 2002, Editorial Televisa, México

AGUIRRE GIL, Soledad; HERNÁNDEZ, Alicia. “Já. ¡Qué buena medicina! Los efectos de la risa sobre la persona y la sociedad”, en QUO, No. 12, octubre 1998, Editorial Televisa, México..



[1] Gordon Allport (Colaboradores de Wikipedia, 2006) definió la actitud como un estado de disposición nerviosa y mental, organizado mediante la experiencia, que ejerce un influjo dinámico u orientador sobre las respuestas que un individuo da a todos los objetos y situaciones con los que guarda relación. Se considerará a la diversión una actitud en tanto que cada individuo considera divertido lo que mejor le parece y no obstante las situaciones o los objetos no son divertidos por si mismos, el individuo les otorga ese carácter dependiendo su estado de disposición nerviosa y mental. Por tal motivo se entrecruzan las definiciones para que la construcción del término sea comprensible.

[2] Según Carol Greenwood, investigadora de geriatría en la Universidad de Toronto.

[3] Doctor por la Universidad de Washington.

[4] Aunque física y médicamente hablando (sin entrar en detalles médicos ni físicos) no está comprobado que la diversión previene y ayuda a curar un mal estado de salud, está comprobado que los síntomas que el cuerpo experimenta cuando la mente está saludable, son de bienestar. Según Flavio del Valle Aldasoro, “para los médicos y psicólogos occidentales, las llamadas curaciones con placebos y otras técnicas extramédicas pueden ser explicadas en términos de secreciones de hormonas endócrinas y la sanación de los pacientes se puede “medir” científicamente.” Lo cierto, puntualiza, es que “la conceptualización de las enfermedades folk es radicalmente peligrosa o difícil en el sentido de que si tienen una sintomatología específica o concretam lo que es más, la gente literalmente muere a causa de ellas y las padece en su vida. De hecho, la enfermedad es percibida y padecida en términos de marcos culturales del paciente” Tan es así, que (y siguiendo con su idea) que estudios como el que hizo Moerman, demuestran que incluso el “efecto placebo” está bien arraigado en la práctica médica occidental. DEL VALLE Aldasoro, Flavio, Mente, cuerpo, alma, doctores y “curanderos” (El poder de la mente sobre el cuerpo y sus enfermedades en el ámbito de la atención a la salud de México: tres estudios de caso), Tesis de licenciatura, Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas-Puebla, Santa Cruz Mártir, Puebla, 1998. Para más información: (Speed, 2006; Michal, 1992; Sánchez, 2002; Aguirre, 1998).

[5] Habría que ver si la vida es aburrida.

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