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Mostrando las entradas de 2014

Ubicuidad (tercera parte): FIN

Fee donya reesha, fe wa taiira biguir guenajén ej'na najarda sawa ubukraján com fen, fi donya, fi donya! الدنيا ريشة في هوا  طايره بغير جناحين  وحنا النهرده سوا  وبكره حنكون فين في الدنيا في الدنيا  El mundo es una pluma en el aire  volando sin alas  hoy estamos juntos,  mañana ¡¿donde estaremos en el mundo? ¿donde en el mundo ?! El 19 de junio de 2014 en un hotel en Cairo, el New Garden Palace Hotel , raído, viejo, en ese lugar donde parece que el tiempo no avanza, por equis o por ye, prendí la televisión sin querar verla. Una de la primeras canciones egipcias que conocí y que me encantaron fue sin duda  Eldonia reesha  de  Saad Abdulwahab ( سعد عبد الوهاب - الدنيا ريشة بهوا), un ritmo agradable, pegajoso, intenso, una balada hermosa cuyas letra era una incógnita. La escuché varias veces, muchas veces, afortunadamente es una de las canciones más famosas de Egipto, a pesar de que es viejísima. Imaginen un Pedro Infante cantando Cien años,

"Influencers"

OMG ¿Así que no saben qué son los influencers ? FAIL. Para explicarlo haré un merequetengue lexicológico que a algunos despitados los hará parir chayotes, así que apapáchense un poco y anden a su sitio de shopping favorito que marcó en foursquare y compre unas chicken wings boneless o una orden de cheese fingers como snack y de postre un cheesecake, porque esto va pa’ largo. Un influencer es el nuevo anglicismo y slang hipster para apelar a los gurús de los gadgets, son como geeks muy fashion que tienen fama porque cada post que hacen con hashtags en lugar de mandarlo al inbox lo postean en su feed de noticias,  ya saben, eso que algunos le llaman el timeline, ergo, todos le dan like o share o retweet y se hacen famosos. Evitan los selfies pero saben de ellos. No son ni bots, ni trolls, ni scams, ni reproducen los hoax. Siempre hablan de gadgets o de lo in, ya saben, cosas mashables or wearables, del nuevo malware o del phishing, de los nuevos sites que usan bitcoins o de las nu

Verdades ficticias o las enseñanzas de Sherlock y la Fundación

Antes de terminar con la trilogía de la Ubicuidad , quisiera abordar el caso de Sandino Bucio porque creo que la situación caótica que enfrentamos como mexicanos lo amerita. El caso de Sandino Bucio es ejemplar en muchos aspectos y como ya se ha hablado de él en diversos medios y se han hechos algunos textos sobre él, prefiero no abundar en lo que ya todo mundo trae de boca en boca (sólo dejo un link a uno de los comentarios más honestos que he leído y con el que comulgo parcialmentehttps://www.facebook.com/alonso.tinoco.16/posts/798533520189981 lean, si pueden, también los comentarios, la publicación es pública así que no debería de haber problemas para visualizarla). Entonces, para mostrar que el caso de Bucio es ejemplar, traigo a colación a un levantado antes de los levantados. ¿Recuerdan al chavo de filos que un día desapareció sin dejar rastro salvo por su bici estacionada en filos? Días después apareció muerto en el Ajusco. Su nombre era Pável González. El 19 de abril

Ubicuidad (segunda parte)

“Metabolism, he reflected, is a burning process, an active furnace. When it ceases to function, life is over. They must be wrong about hell, he said to himself. Hell is cold; everything there is cold. The body means weight and heat; now weight is a force which I am succumbing to, and heat, my heat, is slipping away. And, unless I become reborn, it will never return. This is the destiny of the universe. So at least I won’t be alone.” ― Philip K. Dick, Ubik De cuando uno se siente ubicuo Desde pequeño vi cosas raras o que un niño no debería ver o ahora, a sus 30 años, piensa que no debió ver. Una de las cosas que más me ha impactado a juzgar por la descripción que Rebeca hizo de mi, quien asegura que llegué pálido y temblando a la casa, fue la vez que vi a un señor revolcándose en el pavimento, cubierto de sangre, y a una señora gritando que llamaran a la policía. Yo salía de la primaria Emiliano Zapata en la colonia la Perla, en Nezahualcóyotl. La escuela está ubicada en una gran

Ubicuidad (primera parte)

[Fragmentos de un sueño - Guadalajara, Jalisco, 4 de septiembre de 2013] Luego decidíamos seguir el camino, pero en esta ocasión, siguiendo la ruta que había tomado Hilda, el río. […] El destino, parecía que iba a ser Neza.[…] Resulta que estábamos como en una terminal egipcia de autobuses, tren o aeropuerto y que habían confundido el coche con un taxi, yo ni me enojaba aunque lo consideraba absurdo, y lo que hacía era tranquilizarme y ya, volverme a subir al coche, pero luego era bien difícil cerrar la cajuela otra vez. Había como despensa. papel de baño, jabón, sopas y también había herramienta para coche. Parecida a una que estaba tirada en la calle.[…] y resultaba familiar porque era ya en Neza, en Carmelo Pérez, de Av Texcoco a Pantitlán. Cambiaban lugares y una vez que lo hacían como que el sueño cambiaba mientras yo me perdía en pensamientos sobre el camión, las familias y los amigos "distantes". De pronto estaba en una como reunión en otro lugar, desconocido, pero

Pesadilla en el infierno...

 El siguiente es un sustrato de El hombre en el castillo de Philip K. Dick (1962), y que pueden descargar en pdf aquí . Es una "continuación" a la publicación que escribí anteriormente y que muy ad hoc he denominado "Pesadilla en el infierno...". Es una cita textual. [...] Al fin llegó a la periferia del parque, la acera de la calle Kearny. El tránsito era apretado y ruidoso. Tagomi se detuvo al borde de la acera.  No había pedetaxis a la vista. Caminó por la acera, uniéndose a la multitud. Nunca se conseguía un pedetaxi cuando uno lo necesitaba.  Dios, ¿qué era aquello? El señor Tagomi se detuvo mirando boquiabierto algo espantosamente deforme que cerraba el horizonte. Una nave de pesadilla, suspendida en el cielo; una enorme construcción de metal y cemento que ocultaba el paisaje El señor Tagomi se volvió a un transeúnte, un hombre flaco de traje arrugado. —¿Qué es eso? —le preguntó apuntando

Sueño en el paraíso...

El sueño comenzaba en el Centro o en Chapultepec quizá, tal vez entre Insurgentes y Viaducto. Todo era diferente. Había agua. Ríos y canales surcaban la ciudad. Le gente disfrutaba de las olas en una playa hermosa. Los mamíferos acuáticos, las aves y los peces, hacían de las suyas en un río hermoso que corría por toda la ciudad y se perdía en un paisaje encantador que se fundía con el verde provinciano a unos cuantos minutos de haber dejado el corazón de la capital. Ahuejotes brillantes flanqueaban la escena hipnotizante, donde rápidos y pequeñas cascadas delineaban los detalles rocosos de aquel río inquieto. Una trajinera deportiva -transporte común y corriente- se balanceaba entre remolinos y caídas de agua para deleitar a los pasajeros en aquel precioso paraje. Una memoria que nunca existió aparecía en la mente y recordaba cómo cuando era niño, acostumbraba transitar por aquellos lugares. El tono solarizado-sepia-technicolor de aquella imagen que nunca existió, se perdía entre la