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Mostrando las entradas de marzo, 2022

La Fractura

Era un desierto. Por las mañanas salíamos vestidos con abrigos invernales. Al mediodía el abrigo se abandonaba en el escritorio godín o el banquillo maquilero. Sudábamos la torta de tamal o los chilaquiles con huevo con ese calor seco que abrasaba el pavimento liberando el olor tóxico y penetrante del chapopote. La Fractura de Verano cambió nuestra rutina. El abrigo lo cambiamos por una capa impermeable y un casco con máscara antimosquitos. El dengue asoló la ciudad. La Gran Inundación dejó la mitad de la ciudad sumergida por cuatro largos meses. El olor del chapopote se convirtió en olor putrefacto de agua estancada. Las pulgas de agua y los renacuajos asombraron a quienes nunca conocieron la periferia en los ochenta. Las botas de hule ya no eran objetos de moda sino accesorios para evitar una infección en la piel o evitar el reumatismo. Los niños se divirtieron jugando a los piratas o la isla secreta, usando basura para construir mini fuertes entre los charcos más someros. Mientras