En MAMElandia o como algunos le nombran, la ciudad del MAME, no importa cómo te desplaces, estás jodido. Caminando o Pedaleando o Conduciendo o Transportado; Por la banqueta, la calle o el camión. Si vas por la banqueta, una horda de automóviles te bloquean el paso, custodiados por sendas rampas que hacen las veces de resbaladillas, pero también por obstáculos interminables que van desde la entrada a modo del vecino X para que entre su coche a su cochera, los puestos de comida o dulces, el taller mecánico, el puesto de doña Chona, los muebles del tapicero o del mueblero, los postes de luz o de teléfono, o los teléfonos públicos de dulce de chile y de mole. Sin olvidarnos de las grietas y desniveles múltiples por el descuido perenne de la vía pública. Si vas en transporte público, una horda de orcos se empecinan en hacer de tu viaje la experiencia más abrumadora de tu vida. Como decía Chava Flores en la canción No es justu, resulta que si uno sube preguntando cómo llegar a Santa
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