"Barbaroja", en realidad es un nombre que se le dió a al menos dos de los corsarios que combatieron la fuerza naval española luego de la expulsión de los árabes de la Península Ibérica en 1492.
El nombre, tradicionalmente se atribuye a Hızır Hayreddin (Hayrettin) Paşa, mejor conocido como Khayr al-Din (خير الدين - [the one who] is good or benevolent), llamado así por el sultán Soliman el Magnífico; pero fue su hermano, Oruç Reis (o Aruj Reis), apodado Papá Aruj, quien tuvo el título inicialmente. Papá Aruj, es conocido por su labor humanitaria al ayudar a moriscos, judíos y musulmanes a salir de la península ibérica luego de la unificación de los reinos de Castilla y Aragón. En árabe, Papá Aruj, suena un poco como 'Baba Oruç' (بابا عروج) y que según algunas historias, ora por el color de su barba, ora por la similitud fonética con el italiano Barbarossa, terminaría por ser conocido en el Mediterráneo Europeo y principalmente latino, como Barba Roja. Oruç Reis murió en una refriega defendiendo Tremecén, una ciudad al norte de Algeria, junto con otro hermano llamado Ishak. Luego de la muerte de sus hermano, Khayr al-Din, tomó el lugar de su hermano Aruj e intentó retomar su misión, por lo que terminó por conocerse también como Barba Roja o Barbarossa.
Hizir bin Yakup, alias "Khayr al-Din" o "Barba Roja", tuvo dos hermanas y tres hermanos todos nacidos en la isla de Lesbos. Su padre era Yakup, posiblemente Sipahi o jenízaro en Vardar (en la actual República de Macedonia), y su madre—de la cual no conocemos su nombre pero no así sus orígenes—era una cristiana griega de Mitilene, viuda de un sacerdote ortodoxo, que según cuenta Luis del Mármol, es posible que en realidad fuera una cristiana de origen español secuestrada por corsarios.
Yakup, el padre, era un alfarero y compró un bote para comerciar sus productos. Los hijos varones ayudaron con el negocio—de las hijas no sabemos nada excepto que existieron. Aruj ayudaba con el manejo del bote y Hızır ayudaba con la elaboración de la alfarería, aunque más tarde todos los hermanos se convirtieron en marineros, y se involucraron en el comercio internacional, y después terminerían por convertirse en corsarios para contrarrestar el poderío de los Caballeros de San Juan de la Isla de Rodas y del imperio de Carlos V del Sacro Imperio Romano. Aruj e Ilias operaron en el Levante, entre Anatolia, Siria y Egipto. Por su parte, Hızır actuó en el mar Egeo y basó sus operaciones especialmente en Tesalónica. Ishak, el mayor, se mantuvo en Mitilene y estuvo a cargo del manejo financiero del negocio familiar. Dado el tipo de negocios y amplitud geográfica de los mismos, así como es posible que los hermanos hablaran en diversos idiomas, especialmente italiano, español, francés, griego y árabe.
Después de la muerte de Aruj e Ishak, Hizir retomó la lucha contra los españoles y la misión de su hermano Aruj, superándolo. Sus historias son tan épicas que terminó por ser temido lo mismo que admirado. Barbarroja—¿o debería decir, los hermanos Barbarroja?—, inspiró a piratas ficticios como Hector Barbossa, lo mismo que terminaría por convertirse en el estereotipo del pirata occidental—al menos por sus acciones. Sin embargo, la historia y la percepción de los eventos que nos anteceden, a veces se presenta como un laberinto sin sentido y, Barbarroja no es, por mucho, como al menos yo y creo un montón de gente, lo imagina.
Para empezar parece que ni tenía la barba roja (quizá Aruj sí tenía la barba roja, pero Hizir parece que no), usaba turbante y jamás llegó al Caribe. No era inglés ni holandés ni parece haber conocido Bretaña o los Países Bajos. Era almirante del ejército otomano, del gran imperio otomano. En un principio era una especie de mercenario y hasta revolucionario que intentaba hacer frente a la corona española, que mantenía colonias en el norte de África y se dice que la piratería que practicaba era muy al estilo de Robin Hood, ayudando a los pueblos árabes de las costas argelinas sojuzagados por España en el norte de África y golpeadas por la sequía, compensando la escasez en la zona con las cosas que ganaba de los barcos españoles.
Era temido por los españoles porque cada barco capturado significaba esclavitud de cristianos a pesar de que la armada española era mucho más fuerte, comandada por un almirante español, Andrea Doria, elegido por el mismísimo Carlos V para hacer frente y contrapeso a la fuerza arrasadora de Barbarroja.
A pesar de que Barbarroja sufrió al menos dos grandes derrotas contra los españoles, el sultán Solimán el Magnífico, del imperio otomano, estaba francamente impresionado por sus hazañas y lo invitó a Istambul para, finalmente, otorgarle el grado de comandante de la flota otomana en donde además añadió una medalla de oro a su turbante.
En 1541, los españoles montaron un cerco en Argel para tomarlo y además, vencer al temido Barbarroja. Una armada de 65 galeones y más de 400 embarcaciones cada una con al menos 36 soldados y máquinas de asedio se preparaban para terminar con el reinado marítimo de Khair Al Din.
El cronista argelino Sayyid Murad describió la escena apuntando el hecho de que los navíos cubrian la superficie del mar y que era imposible contarlos de tantos que eran.
En contraparte, los corsarios berberiscos (otomanos) sólo transportaban aproximadamente 1500 jenízaros (soldados) otomanos, 6000 moriscos y algunos cientos de cadetes irregulares. La derrota era ciertamente inminente.
Se dice que uno de los oficiales de Khair Al Din, tratando de subirle la moral, le dijo: "La flota cristiana es enorme...pero no olvides la ayuda que da Alá a los musulmanes contra los enemigos de la religión". A casi 500 años, en palabras de Eugene Rogan (el autor del libro de donde retomo esta información, The Arabs. A history), la palabras de este oficial resultarían proféticas.
La víspera del ataque, el clima cambió de pronto y fuertes vendavales condujeron a los galeones españoles a la costa rocosa. Los soldados que alcanzaron a llegar a costas seguras fueron empapados por las lluvias torrenciales y con ellos, su pólvora. Al menos 12 mil españoles fueron capturados y asesinados y 150 embarcaciones españolas se perdieron y el resto emprendió la retirada pues las espadas y arcos resultaron sus mejores armas en aquellos momentos.
Los corsarios berberiscos habían, sin esperarlo, inflingido una derrota decisiva a los españoles y aseguraron su posición en el norte de África de una vez por todas. Tan grande fue el triunfo, que durante todo el período otomano, cada año se celebró la victoria en Algeria.
Khair Al Din, murió 5 años más tarde a los 80 años.
El nombre, tradicionalmente se atribuye a Hızır Hayreddin (Hayrettin) Paşa, mejor conocido como Khayr al-Din (خير الدين - [the one who] is good or benevolent), llamado así por el sultán Soliman el Magnífico; pero fue su hermano, Oruç Reis (o Aruj Reis), apodado Papá Aruj, quien tuvo el título inicialmente. Papá Aruj, es conocido por su labor humanitaria al ayudar a moriscos, judíos y musulmanes a salir de la península ibérica luego de la unificación de los reinos de Castilla y Aragón. En árabe, Papá Aruj, suena un poco como 'Baba Oruç' (بابا عروج) y que según algunas historias, ora por el color de su barba, ora por la similitud fonética con el italiano Barbarossa, terminaría por ser conocido en el Mediterráneo Europeo y principalmente latino, como Barba Roja. Oruç Reis murió en una refriega defendiendo Tremecén, una ciudad al norte de Algeria, junto con otro hermano llamado Ishak. Luego de la muerte de sus hermano, Khayr al-Din, tomó el lugar de su hermano Aruj e intentó retomar su misión, por lo que terminó por conocerse también como Barba Roja o Barbarossa.
Hizir bin Yakup, alias "Khayr al-Din" o "Barba Roja", tuvo dos hermanas y tres hermanos todos nacidos en la isla de Lesbos. Su padre era Yakup, posiblemente Sipahi o jenízaro en Vardar (en la actual República de Macedonia), y su madre—de la cual no conocemos su nombre pero no así sus orígenes—era una cristiana griega de Mitilene, viuda de un sacerdote ortodoxo, que según cuenta Luis del Mármol, es posible que en realidad fuera una cristiana de origen español secuestrada por corsarios.
Yakup, el padre, era un alfarero y compró un bote para comerciar sus productos. Los hijos varones ayudaron con el negocio—de las hijas no sabemos nada excepto que existieron. Aruj ayudaba con el manejo del bote y Hızır ayudaba con la elaboración de la alfarería, aunque más tarde todos los hermanos se convirtieron en marineros, y se involucraron en el comercio internacional, y después terminerían por convertirse en corsarios para contrarrestar el poderío de los Caballeros de San Juan de la Isla de Rodas y del imperio de Carlos V del Sacro Imperio Romano. Aruj e Ilias operaron en el Levante, entre Anatolia, Siria y Egipto. Por su parte, Hızır actuó en el mar Egeo y basó sus operaciones especialmente en Tesalónica. Ishak, el mayor, se mantuvo en Mitilene y estuvo a cargo del manejo financiero del negocio familiar. Dado el tipo de negocios y amplitud geográfica de los mismos, así como es posible que los hermanos hablaran en diversos idiomas, especialmente italiano, español, francés, griego y árabe.
Después de la muerte de Aruj e Ishak, Hizir retomó la lucha contra los españoles y la misión de su hermano Aruj, superándolo. Sus historias son tan épicas que terminó por ser temido lo mismo que admirado. Barbarroja—¿o debería decir, los hermanos Barbarroja?—, inspiró a piratas ficticios como Hector Barbossa, lo mismo que terminaría por convertirse en el estereotipo del pirata occidental—al menos por sus acciones. Sin embargo, la historia y la percepción de los eventos que nos anteceden, a veces se presenta como un laberinto sin sentido y, Barbarroja no es, por mucho, como al menos yo y creo un montón de gente, lo imagina.
Para empezar parece que ni tenía la barba roja (quizá Aruj sí tenía la barba roja, pero Hizir parece que no), usaba turbante y jamás llegó al Caribe. No era inglés ni holandés ni parece haber conocido Bretaña o los Países Bajos. Era almirante del ejército otomano, del gran imperio otomano. En un principio era una especie de mercenario y hasta revolucionario que intentaba hacer frente a la corona española, que mantenía colonias en el norte de África y se dice que la piratería que practicaba era muy al estilo de Robin Hood, ayudando a los pueblos árabes de las costas argelinas sojuzagados por España en el norte de África y golpeadas por la sequía, compensando la escasez en la zona con las cosas que ganaba de los barcos españoles.
Era temido por los españoles porque cada barco capturado significaba esclavitud de cristianos a pesar de que la armada española era mucho más fuerte, comandada por un almirante español, Andrea Doria, elegido por el mismísimo Carlos V para hacer frente y contrapeso a la fuerza arrasadora de Barbarroja.
A pesar de que Barbarroja sufrió al menos dos grandes derrotas contra los españoles, el sultán Solimán el Magnífico, del imperio otomano, estaba francamente impresionado por sus hazañas y lo invitó a Istambul para, finalmente, otorgarle el grado de comandante de la flota otomana en donde además añadió una medalla de oro a su turbante.
En 1541, los españoles montaron un cerco en Argel para tomarlo y además, vencer al temido Barbarroja. Una armada de 65 galeones y más de 400 embarcaciones cada una con al menos 36 soldados y máquinas de asedio se preparaban para terminar con el reinado marítimo de Khair Al Din.
El cronista argelino Sayyid Murad describió la escena apuntando el hecho de que los navíos cubrian la superficie del mar y que era imposible contarlos de tantos que eran.
En contraparte, los corsarios berberiscos (otomanos) sólo transportaban aproximadamente 1500 jenízaros (soldados) otomanos, 6000 moriscos y algunos cientos de cadetes irregulares. La derrota era ciertamente inminente.
Se dice que uno de los oficiales de Khair Al Din, tratando de subirle la moral, le dijo: "La flota cristiana es enorme...pero no olvides la ayuda que da Alá a los musulmanes contra los enemigos de la religión". A casi 500 años, en palabras de Eugene Rogan (el autor del libro de donde retomo esta información, The Arabs. A history), la palabras de este oficial resultarían proféticas.
La víspera del ataque, el clima cambió de pronto y fuertes vendavales condujeron a los galeones españoles a la costa rocosa. Los soldados que alcanzaron a llegar a costas seguras fueron empapados por las lluvias torrenciales y con ellos, su pólvora. Al menos 12 mil españoles fueron capturados y asesinados y 150 embarcaciones españolas se perdieron y el resto emprendió la retirada pues las espadas y arcos resultaron sus mejores armas en aquellos momentos.
Los corsarios berberiscos habían, sin esperarlo, inflingido una derrota decisiva a los españoles y aseguraron su posición en el norte de África de una vez por todas. Tan grande fue el triunfo, que durante todo el período otomano, cada año se celebró la victoria en Algeria.
Khair Al Din, murió 5 años más tarde a los 80 años.
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