El metro es una inversión a largo plazo, y TRANSEXENAL, cuyo principal problema es la falta de mantenimiento y la antigüedad en los sistemas de monitoreo, problemas relacionados, entre otras cosas, con el carácter sexenal de nuestro país, un rasgo característico de México que lo hace paracer a un ave fénix. Por lo demás, el metro sigue siendo eficiente y útil, y más allá del costo, a nivel de movilidad humana, es la forma más económica y eficiente de desplazamiento en ciudades monstruo como la ciudad de México aun a 40 años de haberse fundado el servicio.
El metrobús en cambio, lo considero una forma cobarde de hacer regular el transporte de pasajeros de micros y autobuses, por decir lo menos. A 8 años de funcionamiento de la ruta 1, la sobredemanda rebasó el servicio que además es malo (una ruta lineal, ¿con 4 variantes?). Todavía se utilizaran las instalaciones para transportar gente de noche, pero no, es una versión maquillada y mejorada, con la figura de megaobra, menos peligrosa y más eficiente, del sistema arcaico de los microbuses, si no me creen, pregúntenle a los encargados de "checar" a los choferes en las terminales cómo llevan registro y para qué llevan registro. La idea de llegar a la estación y activar el sistema de cerrado de puertas apenas se abren, o querer alcanzar al metrobús de enfrente por ir más rápido que lo establecido, también son vicios del sistema de microbuses sólo que en una plataforma separada al menos un metro del nivel de rodamiento y un carril confinado.
Es chistoso ver una cola de 3 ó 4 metrobuses llegar a una estación, como metro (¬_¬), descargando y recogiendo pasaje diferencialmente, y de pilón, proporcional al orden en que el autobús llegue a la estación, siendo el último Metrobús formado en la cola el que abre las puertas más por rutina que para permitir el acceso a más pasajeros (ya todos van en los metrobuses de enfrente). Muchos errores corregibles que en suma lo hacen un pésimo servicio comparativamente hablando, a pesar de sus medallas de éxito. Y es que el servicio de RTP, Trolebús o el de los Corredores viales, a final de cuentas, sin tanta faramalla, bombo y platillo, menos recursos, a veces sin carril confinado y sobre todo, sin gastos exorbitantes ni siquiera para ofrecerles un pavimento decente, realizan un servicio mucho mejor.
Para mi, la mejor línea de Metrobús es la línea 4, un servicio de autobús con paradas fijas y carril confinado. La gente que usa esta línea siempre se ve y se sabe mejor, no sólo a nivel de estrés, si no por el aire acondicionado y los vidrios con protección UV o la suspensión del autobús que evita sentir los baches y las curvas de manera radical. Los choferes no se van correteando para ir uno detrás de otro, y si ya no cabe gente en el autobús la gente se espera y/o el chofer les indica que esperen el autobús siguiente. Por otro lado, no se creó una mega infraestructura para ello, las paradas no son estaciones costosas ni separadas del arrollo vehicular un metro de altura. Además, esta línea no está peleada con el metro, cubriendo distancias cortas y lugares que el metro no cubre. Si, también puede tener mejorías pero en términos generales es un servicio chingón.
Cuando las autoridades anunciaron que esta línea, la 4, tendría conexión con la 5, pensé que la 5 sería igual y estaba muy emocionado. Y más cuando hablaron de crear una ciclopista....lástima, soñé antes de tiempo. No es así :( El resultado es una bizarrés super compleja:
"De acuerdo con el proyecto —al cual EL UNIVERSAL tuvo acceso— a lo largo de un kilómetro, en dos secciones, el carril de extrema izquierda tendrá que ser compartido entre ciclistas, automovilistas y camiones del Metrobús.
Nueva distribución
Por ejemplo, en el tramo que va de San Lázaro al Eje 1 Norte, que son poco más de 600 metros lineales, habrá una redistribución de la utilidad de los carriles de circulación en ambos sentidos.
Los carriles de extrema izquierda, que van pegados al camellón central, serán para las unidades de la Línea 5 del Metrobús, los dos centrales serán para automovilistas y el cuarto de extrema derecha será compartido entre ciclistas y camiones de la Línea 4 del Metrobús, que va hacia el Centro Histórico de la Ciudad de México. Mientras que en la terminal de Río de los Remedios, el carril de extrema izquierda deberá ser compartido por ciclistas y automovilistas. Ahí la ciclopista medirá más que en todo el trayecto. Será de 3.60 metros de ancho, cuando en el promedio medirá 2.20 metros de ancho."
Compleja, costosa, complicada y tonta. La sóla idea de tener estaciones elevadas ya me causa escozor y no sólo a mi, también a personas como Enrique Núñez o Arturo Moreno o a los críticos del metrobús en Puebla que además avalan sus críticas por medio de recomendaciones de AMTM, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés) o el Sistema de Corredores de Transporte Público de Pasajeros del DF. Pero también se podrían sustentar estas críticas con casos ejemplares en países que ya experimentaron el "piso alto" y ahora se están mudando al "piso bajo" como Brasil, o mencionar el caso de ciudades como Londres, donde bastó integrar y homogeneizar el transporte en autobús, con paradas fijas y corridas fijas, las 24 horas, sin modificar vialidades ni construir megaestaciones, confinando parcialmente el carril y usando los autobuses double-decker. Este tipo de autobuses de dos pisos, usados en muchos más países que sólo en el Reino Unido, más allá del imaginario popular que implica el uso de estos autobuses por motivos "icónicos", transporta a casi el doble de gente, en el mismo espacio y gastando la misma cantidad de combustible, que en un autobús normal. Dicho sea de paso casi 3/4 partes de los pasajeros van sentados (aprox. 65 de 90 personas que transporta), y con los modelos más recientes, de piso bajo, también hay lugar para personas gorditas, en sillas de ruedas, con carriolas o ancianos. En un autobús articulado como los del metrobús, que ocupa más del doble de espacio y que contamina más por el tipo de motor y carga, caben menos personas sentadas (alrededor de 50) y el grueso de los pasajeros (aprox. 150) va parado, para acceder a él y que sea "accesible" se deben construir plataformas elevadas a más de un metro de la superficie de rodamiento, lo que implica que una persona en silla de ruedas tanga que subir a esta plataforma y luego, pedir que un oficial de estación le abra la puerta. Dado el propio peso de la unidad en combinación con el de los pasajeros y el sistema de suspensión y carga, el motor es de mayor capacidad generando mayor contaminación, ruido y humo, consumiendo más combustible.
Pero tener estaciones con plataformas es sólo el problema más evidente, eso de tener carriles mixtos que luego son exclusivos y que luego son mixtos otra vez y uno donde de plano van automovilistas, camiones y ciclistas ya es el colmo de la estupidez, porque al final ¡es como cualquier otra calle en la ciudad! Por lo tanto, ¿para qué construir algo nuevo que es lo mismo? Y que un metrobús sea de paradas a nivel de piso y ande por otra vía diferente a la del metrobús de piso alto sólo muestra la incompetencia de las autoridades y de los diseñadores, producto de la falta de planificación integral, homogénea y a largo plazo.
El problema de copiar modelos que han funcionado en otras ciudades con problemas diferentes, o usar el servicio de transporte como negocio personal o para generar popularidad o votos, es que como siempre, son los ciudadanos los que terminan pagando los platos rotos. La ciudad se sigue construyendo sobre los desechos que sus habitantes y gobernadores van produciendo más que de sus logros y mejoramientos. Tal es el caso de las vías del Tranvía o el Tren que yacen regados por la ciudad cual restos óseos de antiguos seres que pulularon esta ciudad. Y también se podrían mencionar los restos de la desaparecida Ruta 100 o de los microbuses en proceso de "chatarrización".
Al final, las soluciones que imponen los gobernantes por su incompetencia o su sed de poder y dinero, hacen de esta ciudad de México un ave fénix que no logra madurar cuando tiene que morir para renacer. Y aunque la metáfora parece bonita, engaña, porque la belleza de la analogía mantiene sumida en la miseria y el estancamiento a la ciudad, que sigue creciendo sin control. Ahora imaginen la metáfora de esta forma: la misma ave fénix a punto de morir por vieja, la matamos y sin siquiera notar que renacerá sobre sus restos, los barremos e ignoramos. Renace claramente invadida por la tristeza y debilitada, casi muerta, pero en lugar de curarla y cuidarla, la cazamos como cuando vemos un águila real volando cerca de nuestra casa. La mantenemos atrapada en una jaula y le damos de comer, mientras queda atada, aun dentro de la jaula, de su pie. Y así hasta que decide morir por no aguantar más, pero antes que lo logre, la volvemos a matar y el ciclo se repite. Cada 3 o 6 años los últimos 80 años desde hace 500. ¿Verdad que ya no es tan bonito?
Lo que me da coraje de vivir en esta ciudad es que tiene todo (o lo tuvo todo) para ser una de las ciudades más chingonas del mundo, siempre he vivido aquí y me duele verla a pesar de lo bonita que pueda parecer. Dice el dicho que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Lamentablemente las cirscunstancias históricas no nos han favorecido y ahora, aunado a la insensatez de los ciudadanos que la habitan, o la codicia y avaricia de sus gobernantes, las posibilidades de que la ciudad se cubra de gloria son muy bajas.
En efecto, esta ciudad es única, somos afortunados, tenemos de todo, a veces pienso que me quejo mucho y sin razón, no obstante, siempre me encanta repetir lo que dijo Chava Flores: "Ya lo dijo Pepe Guízar: ¡Como México no hay dos! Pero si hubiera otro, semos tan canallas que ya nos hubiéramos largado para aquel. ¡¡Que malos semos!!".
De los problemas de la ciudad, tal vez el menor sea el transporte, después de todo no es vital para seguir existiendo en la medida que esta región del orbe vivió sin automotores ni ruedas ni carros ni nada similar hasta hace 100 años. El agua, la inseguridad, la pobreza y marginación, la basura, la contaminación, el estrés, son sólo algunos problemas mayores que se viven diariamente y yo sólo me la paso hablando del trasnporte o la movilidad, pero apelo al artículo de Juan Pablo Roal, Los pretenciosos ciclistas mexicanos,
y el punto que subyace en el mismo:
Pero tener estaciones con plataformas es sólo el problema más evidente, eso de tener carriles mixtos que luego son exclusivos y que luego son mixtos otra vez y uno donde de plano van automovilistas, camiones y ciclistas ya es el colmo de la estupidez, porque al final ¡es como cualquier otra calle en la ciudad! Por lo tanto, ¿para qué construir algo nuevo que es lo mismo? Y que un metrobús sea de paradas a nivel de piso y ande por otra vía diferente a la del metrobús de piso alto sólo muestra la incompetencia de las autoridades y de los diseñadores, producto de la falta de planificación integral, homogénea y a largo plazo.
El problema de copiar modelos que han funcionado en otras ciudades con problemas diferentes, o usar el servicio de transporte como negocio personal o para generar popularidad o votos, es que como siempre, son los ciudadanos los que terminan pagando los platos rotos. La ciudad se sigue construyendo sobre los desechos que sus habitantes y gobernadores van produciendo más que de sus logros y mejoramientos. Tal es el caso de las vías del Tranvía o el Tren que yacen regados por la ciudad cual restos óseos de antiguos seres que pulularon esta ciudad. Y también se podrían mencionar los restos de la desaparecida Ruta 100 o de los microbuses en proceso de "chatarrización".
Al final, las soluciones que imponen los gobernantes por su incompetencia o su sed de poder y dinero, hacen de esta ciudad de México un ave fénix que no logra madurar cuando tiene que morir para renacer. Y aunque la metáfora parece bonita, engaña, porque la belleza de la analogía mantiene sumida en la miseria y el estancamiento a la ciudad, que sigue creciendo sin control. Ahora imaginen la metáfora de esta forma: la misma ave fénix a punto de morir por vieja, la matamos y sin siquiera notar que renacerá sobre sus restos, los barremos e ignoramos. Renace claramente invadida por la tristeza y debilitada, casi muerta, pero en lugar de curarla y cuidarla, la cazamos como cuando vemos un águila real volando cerca de nuestra casa. La mantenemos atrapada en una jaula y le damos de comer, mientras queda atada, aun dentro de la jaula, de su pie. Y así hasta que decide morir por no aguantar más, pero antes que lo logre, la volvemos a matar y el ciclo se repite. Cada 3 o 6 años los últimos 80 años desde hace 500. ¿Verdad que ya no es tan bonito?
Lo que me da coraje de vivir en esta ciudad es que tiene todo (o lo tuvo todo) para ser una de las ciudades más chingonas del mundo, siempre he vivido aquí y me duele verla a pesar de lo bonita que pueda parecer. Dice el dicho que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Lamentablemente las cirscunstancias históricas no nos han favorecido y ahora, aunado a la insensatez de los ciudadanos que la habitan, o la codicia y avaricia de sus gobernantes, las posibilidades de que la ciudad se cubra de gloria son muy bajas.
En efecto, esta ciudad es única, somos afortunados, tenemos de todo, a veces pienso que me quejo mucho y sin razón, no obstante, siempre me encanta repetir lo que dijo Chava Flores: "Ya lo dijo Pepe Guízar: ¡Como México no hay dos! Pero si hubiera otro, semos tan canallas que ya nos hubiéramos largado para aquel. ¡¡Que malos semos!!".
De los problemas de la ciudad, tal vez el menor sea el transporte, después de todo no es vital para seguir existiendo en la medida que esta región del orbe vivió sin automotores ni ruedas ni carros ni nada similar hasta hace 100 años. El agua, la inseguridad, la pobreza y marginación, la basura, la contaminación, el estrés, son sólo algunos problemas mayores que se viven diariamente y yo sólo me la paso hablando del trasnporte o la movilidad, pero apelo al artículo de Juan Pablo Roal, Los pretenciosos ciclistas mexicanos,
y el punto que subyace en el mismo:
"Cada quien es libre de enfrentar a su gusto la hedionda descomposición del país. No obstante, es miserable querer exterminar a quien ve por su prójimo. Nadie está obligado a pintar banquetas, cuidar ancianos o protestar por un fraude electoral, pero por lo menos debe dejar en paz a quien sí lo hace."
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