Curiosidades II

Hoy vi y probé algo que me gustó mucho en la Ciudad de México: un autobús de pasajeros de a deveras y un buen cappuccino.
El primero se trata de un autobús de pasajeros Man Lion's City que se asemeja al Puma Bús de Ciudad Universitaria (Mercedes Benz 2007, modelo Cítaro).

Lo vi sobre calzada de Tlalpan a la altura de La Joya. Regresaba del trabajo en mi bicicleta cuando de pronto un autobús con ventanas panorámicas casi pasó a mi lado. Yo lo vi y se me hizo extraño pues me recordaba mucho a los autobuses que circulan por Ciudad Universitaria o Londres y más extraño que no fuera un autubús público o concesionado al Metrobús (ya ven que la Línea 4 tendrá autobuses modernos, que al paso que van pues ya no serán tan innovadores) o que perteneciera a la RTP. No. Era un autobús moderno, para pasajeros, conducido por un microbusero (hacía paradas cada que la gente alzaba el brazo) y era del Grupo Ruano, el grupo que se hizo trístemente célebre por sus "rutas asesinas". Logré rebasar al susodicho para comprobar que lo que veían mis ojos era en verdad un autobús de pasajeros y no un camión de carga con chasis para los pasajeros. Y si, si lo era, entre sus características se encuentran; piso bajo, entrada amplia, rampa para personas con dificultades motoras, amplio por dentro, lujoso por fuera, sin escaleras para abordar a la "pirámide" en movimiento, es decir, no hace falta escalar el ingenio para poder abordarlo, suspensión para personas (uno ya no rebota cada bache), baja emisión de contaminantes, gran capacidad de pasajeros y lo más importante, cómodos  y, en fin, un autobús de pasajeros de a deveras. Me acabo de enterar que este tipo de autobuses también circulan por Eje 10 y que pasan enfrente de Copilco, como pueden ver en la foto siguiente:

Si quieren conocerlo un poco más, pueden ver este video de youtube (en inglés):

Y el segundo. Fui al Café Avellaneda, en Coyoacán, que indirectamente "Memorias de un Barista" me recomendó y debo decir que es un café, en efecto, exquisito.

Probé un cappuccino y un espresso. Ambos deliciosos. El cappuccino sabía a café y no a espuma de leche caliente. Era suave y espeso y estaba decorado con arte latte en forma como de corazones. La verdad es que sabía muy rico y tenía mejor consistencia que aquel que probé en Café Rococó, en la Condesa y definitivamente aunque el sabor competía con el que venden en Dolce Amore, en el centro de Tlalpan, la apariencia y la textura son mucho mejores en Avellaneda.

Después me tomé un espresso, así a secas, porque me preguntaron si lo quería cortado, pero no, quería un espresso así tal cual lo probé en Sant'Eustachio Il Caffè, considerado por algunos, como el mejor café del mundo. Y no me decepcionó. Debo decir que de principio la apariencia era muy similar al de San Eustaquio y la tacita no estaba hasta el tope de café como se acostumbra servir en muchas cafeterías, si no que estaba a la mitad y rematada por la crema que se origina en el proceso de preparación. La consistencia era espesa y agradable al paladar. El retrogusto también era bueno, aunque como de eso no se mucho, espero invitar una taza a mi catadora preferida y adicta al espresso, para que me de su visto bueno. En esta cafetería se pueden saborear diversos tipos de café a juzgar por el instrumental con que cuentan a pesar de que la cafetería es pequeña, pero no se exactamente qué se puede degustar pues al parecer no manejan un menú. Cuando regrese creo que pediré un café Americano preparado con colador o gotero para este tipo de bebida (vi que tenían el denominado "dripper", pues como bien señala Memorias de un Barista, en la mayoría de la cafeterías lo que preparan es un café espresso aguado, o sea con mucha más agua de la que debería llevar). En lo que regreso, los dejo con un mapa con la ubicación del lugar .

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