Introducción
Se me ocurrió hacer una pequeña reseña sobre palabras como ahuautle,
ahuehuete, ahuejote o huautli. Esta reseña se las prometí desde el 3 de
febrero y aquí va, chiquita, pero va. Ojo, mi lengua materna es español y esta
reseña etimológica es relativa al Nahuatl «clásico», es decir, un idioma que
como tal ya no se habla y sólo podemos encontrar en fuentes históricas del
siglo XVI. Por diferentes circunstancias sociales, lingüísticas y pragmáticas
para referirse a acciones, animales, objetos, entre otras cosas que no tenían
símil en español, un montón de esas palabras «clásicas» se convirtieron en
extranjerismos del español llamados nahuatlismos, y si bien en el Nahuatl
contemporáneo, vivito y coleando, algunas de estas palabras son sinónimas o se
parecen, siguen existiendo o se usan en su versión españolizada (e.g. ahuejote).
No debemos olvidar que algunos significados han cambiado y por tanto algunas
raíces etimológicas para un hablante de Nahuatl podrían resultar incorrectas.
Además, esta pequeña reseña se basa fuertemente en el Diccionario de Molina, un
documento del siglo XVI publicado a nombre de un español que quizá entrevistó a
diversos nahuaparlantes para realizar su obra; entonces, por un lado tiene un
sesgo a nivel interpretativo desde el punto de vista español, pero también
tiene un sesgo espacio-temporal pues se basa en informes de nahuaparlantes de
una región en particular (posiblemente sólo del centro de México en el siglo
XVI). Digo todo esto para evitar conflictos interpretativos (en este caso,
míos, un habitante de Nezahualcóyotl, México, México, hispanoparlante y que
tuvo oportunidad de estudiar arqueología en la ENAH y que desde que era
morrillo encontró solaz en las raíces lingüísticas de la palabra oral y
escrita) con respecto a los nahuaparlantes del siglo XXI.
Sin más preámbulos vamos a empezar.
El ahuehuete ¿Un difrasismo en cubierto?
El ahuehuete es un árbol originario de América del Norte, de la familia de las cupresáceas del género Taxodium ([hojas como]“tejos”). En términos modernos y científicos, el ahuehuete se conoce como Taxodium mucronatum (=[de hojas como tejos] puntiagudas) o Taxodium huegelii (de Huegel, Karl, no crean que viene de huehue; ver abajo). La palabra ahuehuete es de origen nahuatl y viene de a-, atl, "agua" y -huehue-, o -ueue-, "viejo", o "anciano", de lo que se desprendería que su significado etimológico es algo así como "viejo de agua", y por extensión, se la ha definido como "[árbol] viejo de agua" o incluso como "tambor de agua", en tanto que huehuetl es la denominación del tambor cilíndrico que usaban los pueblos nahuatlacos, y que supuestamente se fabricaban con madera de ahuehuete.
Pero la etimología no es tan simple y habría que tener cuidado al hacer interpretaciones porque fácilmente podríamos caer en falacias argumentativas de orden cultural, espacial y temporal. Por ejemplo, Mariano Rojas publicó en 1929 un estudio etimológico de la palabra ahuehuete y le atribuye cuatro significados posibles, que son los ya mencionados ("viejo de agua", "tambor de agua") y también, "cosa que nunca envejece" o "cosa que no envejece". Según él, todo en conjunto tiene sentido con el árbol y su hábitat, pero él argumenta que, a pesar de todo, no cree que el significado etimológico sea viejo del agua, ni tambor de agua. Para Mariano Rojas, la mejor definición es aquella que denota "algo que no envejece", es decir, un ente que no envejece, o mejor dicho que parece que nunca muere, que es casi eterno (ver Johansson K. 2012). Los ahuehuetes, igual que el ahuejote, crecen en las riberas de ríos o lagos pero no sólo; los ahuehuetes son árboles longevos y frondosos, cuya corteza es rugosa y, que además, como desarrollan heno que asemejaría canas, en conjunto asemejaría un anciano. Aunque parece contradictorio, en realidad sólo es contradictorio si pensamos en un anciano humano, una persona longeva que eventualmente está en su etapa final de la vida. Pero si entendemos la longevidad desde el punto de vista nahua, es un poco diferente, más aún cuando pensamos en uno de los dioses más longevos del panteón nahua, Huehueteotl. En este sentido, ser viejo no es estar próximo a morir. Sí, los ahuehuetes parecen ancianos, pero permanecen así por muchos años. Por poner un ejemplo, el árbol del Tule en Oaxaca, un ahuehuete, se estima que podría tener dos mil años. Es decir, un árbol que parece un anciano humano pero que «nunca envejece». Ahora bien, mucho se dice de la etimología literal derivada de una a- síncopa, como atl, "agua", o a- síncopa como aic, "nunca" o a- síncopa como amo, "no". Pero como muchas lenguas, el nahuatl no sólo es aglutinante (como el alemán), sino que además está lleno de metáforas, calambures y una forma de catalogación del mundo que no es igual a la forma de catalogarlo como lo hacemos hoy usando el latín.
Como lo hace ver Mercedes Montes de Oca Vega (2013), en el nahuatl existen formas poéticas de referirse a las cosas, es decir, metáforas. En nahuatl a esta forma de disfrazar los nombres se le conocía como nahualtocaitl (Montes de Oca Vega 2013: 38) y un ejemplo de esto son los difrasismos, que son un binomio de palabras que denotan un significado determinado pero que de forma independiente tienen su significado particular. El difrasismo mejor conocido y estudiado es quizá, in atl in tepetl (lit. el agua, el cerro) y que terminó por formar una palabra única, altépetl, que en español se traduce como ciudad, pueblo o incluso estado. Otro ejemplo de difrasismo muy famoso es in xochitl in cuicatl (lit. la flor, el canto), que se traduce como poesía. Finalmente, un ejemplo ad hoc al tema que nos atañe es in ahuehuetl in pochotl, (lit. el ahuehuete, la pochota (ceiba)), y que se ha traducido como ancestros (Mercedes Montes de Oca Vega 2013:38-44). El problema de este difrasismo es que nos mete en apuros interpretativos. Porque, ¿qué es la pochota?
Pero no nos enredemos. Lo que importa aquí es que la taxonomía moderna no es la única ni la mejor forma de catalogación que existe. En el siglo XXI, sin embargo, para bien o para mal, es la que mejor se ha adaptado (o impuesto) para eso que hoy llamamos ciencia y que es la forma como hoy intentamos entender el mundo de manera sistemática. Sin embargo, el mundo de hoy es en cierto sentido una suma de realidades pasadas y el mundo como lo conocemos es la suma de todos lo mundos posibles que existen y existieron. El nahuatl es una de esas formas de concebir el mundo que son diferentes. Es irrelevante que el ahuehuete sea un ciprés—de hecho en Nahuatl, según Molina ciprés es tlatzcan. También es irrelevante que sea un sauce (Salix) y entonces su similitud fonética con ahuexotl (ver abajo) es una simple coincidencia. En Nahuatl, ahuehuete podría ser simplemente "el viejo del agua", una metáfora para referirse al objeto en sí mismo como un todo de forma abstracta, en lugar de sus características morfológicas individuales (hojas, tronco, raíces, etc). En términos modernos y científicos, el ahuehuete no es un sauce sino un ciprés y, como buen ciprés, crece en ambientes acuáticos o semiacuáticos. Lo interesante de esta palabra no sólo es su significado metafórico, sino su aglutinamiento gramatical, en donde huehue es viejo, pero hue, es una entidad grande (ver Andrews 2003: 328).
Salto mortal al pasado, y pirueta tangencial al frente: el principio de rebus.
El principio de rebus es un recurso lingüístico que se usó en los orígenes de las escrituras logofonográficas o jeroglíficas. Es muy simple pero muy ingenioso y de hecho algunas personas lo ocupan en la actualidad cuando usan emojis. Por ejemplo, ¿cómo dibujarías la expresión «tómate un descanso»? Quizá de esta forma: 🍅1😴. Ahora imagina que estás queriendo expresar cosas más abstractas por medio de dibujos. El paso más sencillo es dibujar la cosa en sí misma, pero ¿cómo podrías dibujar conceptos abstractos? El principio de rebus apela no a la representación de las cosas en sí mismas sino a su metarepresentación con base en partículas más pequeñas. Por ejemplo, si quiero representar un perro dibujo un perro, 🐕, y si quiero representar un gato dibujo un gato, 🐈, pero si quisiera ganar un juego de pintamonos para representar un concepto complejo como prerrogativa o perorata, quizá podría usar el dibujo del perro y el gato juntos, junto a un dibujo de dinero para representar el IVA (🐕🐈💲), y si jugamos caras y gestos, quizá me ponga a caminar hacia afuera y luego haga como que regreso para decir «iba». Y en el caso de la perorata, pues dibujo un perro y una rata (🐕🐁). Este tipo de recursos lingüísticos se usan todo el tiempo para inventar nuevos conceptos con base en conceptos que ya existen. El principio de rebus se refiere a la palabra escrita pero recursos similares se pueden utilizar para la palabra hablada. En español usamos este tipo de cosas todo el tiempo en nuestra forma de hablar. Usamos palabras homófonas, aunque sólo sea la primera sílaba para crear sinónimos como cuando decimos, «te espero Acámbaro» o «sin Yolanda, Maricarmen». No estamos inventando la palabra escrita pero sí que reinventamos el lenguaje.
El huautli y el ahuautle
Como saben, y si no lo saben se los platico, al amaranto en nahuatl se dice huauhtli. Huautli ha sido traducido como bledo, que siguiendo la definición de la RAE es: «Planta de tallo rastrero, de color verde o rojizo, hojas triangulares, de color verde oscuro y flores rojas muy pequeñas, agrupadas en racimos axilares; puede alcanzar 30 cm de largo». Quizá la palabra así nomás no les diga mucho, pero quizá la han usado sin reparar en su significado como cuando dicen «me importa un bledo». Pues bien, ¿Qué tiene qué ver el huautli con el ahuautli y los ahuejotes y los huauzontles?
El amaranto, como lo conocemos, no es una planta; la palabra denota más
bien a esas bolitas blancas esponjaditas tostadas que, aglutinadas con miel o
chocolate, forman palanquetas, ¿cierto? (Nota cultural: palanqueta también
es una palabra de origen nahua, palanqui. Fin de la nota cultural). Y el
ahuautle, ¿lo han probado? ¿Lo conocen? El ahuautle son los huevecillos del
mosquito de agua llamado axayacatl, y si nadie les dijera que son
huevecillos, cuando están secos, fácilmente los podrían confundir con amaranto
sin reventar, es decir, no esponjadito, sin tostar. Si lo ven desde un punto de
vista metafórico, el ahuautle es como amaranto de agua. Si desglosamos la
etimología, ahuautle viene de a- , atl, "agua", y huautli,
que es amaranto, pero no como planta, sino como el producto consumible en forma
de semillas, las bolitas blancas que revientan como palomitas cuando las
tuestas. Y ¿esto qué tiene qué ver con los huauzontles y su parecido a los
ahuautles? Si les soy sincero, no lo sé con certeza pero vamos a hacer algunas elucubraciones
retomando todo lo dicho hasta ahora.
El ahuejote y el huauzontle
Ahuejote es una palabra formada por dos vocablos, A-, que viene de Atl, "agua", y -huejote, que viene de huexote, uexote, vexotl o uexotl, que ha sido traducido como "sauce"; en otras palabras, ahuejote querría decir, literalmente, "sauce de agua". En argot científico moderno se le conoce como Salix bonplandiana y esto, a pesar de su forma, lo acerca más a un frondoso sauce llorón. Que el ahuejote sea conocido como sauce de agua tiene sentido: Los ahuejotes son usados en Xochimilco a lo largo de los canales para proteger las cosechas del viento, lo mismo que para darle fuerza a las chinampas sirviendo como contenedores de suelo dado que sus raíces pueden estar sumergidas en el agua. El problema con huexotl es que también podría ser una palabra combinada, aglutinada, entre hue y xotl, siendo hue, "una entidad grande", y xo(tl), en el sentido de elemento verde (Karttunen 1992). Es decir, un sauce en realidad podría definirse como una entidad grande y verde. Porque ojo, existe una palabra para referir a un árbol, digamos, una palabra genérica, que es cohuitl (norte de Puebla) o kuahuitl (en Hueyapan), o quauitl (Molina). Entonces, si dividimos huexotl en dos, y lo definimos como entidad grande y verde, ahuejote sería una entidad grande y verde de agua. ¿Podríamos descomponer de la misma forma la palabra huauzontle? ¿Y si huauzontle en realidad es huazontle? ¿por qué algunas personas le dicen huazontles? ¿De dónde salió la idea de que ahuejote derivó de “ahuxote” y que ésta última palabra significa escoba?
Ya dijimos que amaranto es huautli, pero todavía no hemos resuelto la ecuación entre huauzontles y ahuejotes. Cuando Molina se refirió al bledo como huautli, es posible que no se refiriera al amaranto tostado, sino a la planta, que de hecho se denominaría huauhquilitl, que es la combinación de huautli con quelite. Se llama quelites a todas las verduras en forma de hojas, retoños y tallos que normalmente crecen en el campo sin cultivo (aunque pueden ser cultivadas). Quelite es una palabra para nombrar a las plantas, de ahí que huauhquilitl sea amaranto en planta o la planta del amaranto. El huauzontle, según la taxonomía moderna puede pertenecer a la familia de los amarantos (Amaranthaceae= “flor eterna”) o incluso a la familia de las quinoas (Chenopodium= [hojas como]“pie de ganso”; o Chenopodium nuttalliae (de Nuttall, Thomas)), y para los pueblos nahuas era también un huautli, sólo que del tipo tzontli, es decir, un "huautzontli", y que se puede traducir como "bledo cabelludo". Quienes han comido huazontles en su forma más tradicional no podrán negar que los residuos más fibrosos parecen ni más ni menos que cabello crespo, o arbolitos sin hojas, como en otoño, alargados como un ahuejote. Sin embargo, ¿es esto correcto?
La palabra tzontli se forma de dos partículas: tzon, tzom, "cabeza", y "tli", que es una partícula para denominar sustantivos (Andrew 2003:109). Por esto es que tzompantli es muro de cabezas, porque tzom- "cabeza" y pantli, que aunque se traduce como "muro" (muro de cráneos), en realidad, pantli más que un muro es una empalizada o hilera de algo. Hablando de agua, atl- por ejemplo, encontramos la palabra apantle o apantli, para referirse a una especie de canal de agua o, mejor dicho, una hilera de agua, las cuales son comunes en Morelos. Retomando el caso de tzom o tzon y siguiendo el diccionario náhuatl-español del norte del estado de Puebla, si uno busca cuatequixquitl, que significa “caspa”, encuentra esto: "In cuatequixquitl se cocolistli den tzontli", que se traduce como "La caspa es una enfermedad del cráneo". ¿Se imaginan que, en lugar de amaranto cabelludo, tradujéramos huazontle como amaranto de cráneo? Y a este punto seguro ya pensaron en los billetes de 100 pesos y el poema de Nezahualcóyotl, ¿no? Porque dudo que alguno haya pensado en el pájaro aludido en el poema conocido como sinsonte o Cenzontle. Saliéndonos un poquito del tema (otra vez) en inglés le llaman Mockingbird, un nombre muy ad hoc pues mock significa imitar algo y el cenzontle es un pájaro que imita los sonidos de otros pájaros y hasta de algunos anfibios, insectos o hasta perros y sirenas. No es una casualidad que en el argot científico pertenezca a una familia que se conoce como Mimidae, es decir, que hace mímica o que imita. El nombre científico completo que se le da a un Cenzontle es Mimus polyglottos, o sea el imitador de muchas voces. Aunque el nombre científico y el nombre en inglés son muy descriptivos, no olvidemos que estas aves son originarias de América y si les soy sincero, el nombre náhuatl es tanto o más descriptivo y hasta poético, adaptándose a una forma de concebir el mundo conocida como in xochitl in cuicatl, la flor y el canto (ver Leander 1972: 3-7; ver arriba, difrasismos).
Hasta aquí hemos llegado a un laberinto retorcido que parece no tener
salida. Hemos combinado mosquitos, cipreses, sauces y pseudo-cereales con
difrasismos, poesía y pájaros. Ahora es momento de empezar a hilar tantas ideas
que parecen inconexas. Síganme la corriente.
Del pájaro de cuatrocientas voces al bledo de cuatrocientos pelos
¿Por qué se llama tzentzontli al pájaro de cuatrocientas voces? ¿Por qué
no es un pájaro cabezón o greñudo (por aquello de tzon)? No, en realidad
el poema nahuatl en los billetes de 100 pesos no dice "amo el canto del
cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces", en realidad dice "Nehuatl
nictlazohtla in centzontototl icuic", que es literalmente, "amo al
canto del pájaro cenzontle", siendo que centzontototl se ha traducido como
"pájaro de cuatrocientas voces" pero en realidad el poema usa una
suerte de metáfora que en español es redundante. La palabra completa para
referir al pájaro, centzontototl, es una aglutinación de palabras, que
puede tener varias interpretaciones:
- cen-tzontli-tototl [uno-cabello-pájaro]
- centzontli-tototl [cuatrocientos-mata de yerba-pájaro]
- cen-tzon(tli)-tototl [un-manojo de plumas/pelo/yerbas-pájaro]
Como podrán imaginar, la respuesta correcta es tres. Y no porque los
pájaros tengan plumas, sino porque el número 400 se representa por medio de un
atado o manojo de plumas o pelos, o incluso como un manojo de yerbas, es decir,
algo que es relativamente difícil de contar; por esta misma razón la palabra tzenzontli
también se usa para indicar un número grande sin especificar cuánto. Como
cuando decimos mil y una noches, una expresión española prestada del árabe (ألف ليلة
وليلة), que literalmente quiere decir algo así como mil noches y una
noche, un número transfinito que no necesariamente es contable, es decir, que
pueden ser mil noches de cuentos que Sherezada contó a Shahriar pero que también
pudieron ser más o menos porque el recurso literario metafórico refiere un
número incontable.
Número 400. Tomado de Davletshin y Lacadena 2019: 311.
Entonces, y regresando al centro de México, si vemos con atención las figuras para representar 400 en la imagen de arriba podemos ver que la tercera parece un arbolito de navidad sin hojas. En realidad este símbolo representa una pluma que muestra sólo las barbas sin las barbillas. ¿Les recuerda algo? ¡Exacto! Es como un Huauzontli. Usando la lógica nahuatl para formar palabras, podríamos argumentar que una definición etimológica más correcta sería "bledos de 400 pelos/plumas/yerbas". Y si lo piensan, no es tan metafórico; son tantas las ramificaciones que tiene una ramita de huauzontle que es verdad que algunas personas prefieren sufrir limpiando romeritos o comprando y desalando el bacalao que comiendo huazontles.
De lo anterior, se desprende que quizá huautli no deba traducirse
simplemente como amaranto. Para definir los huazontles de forma más completa, podemos
apelar al diccionario de nahuatl de Hueyapan de Marcelino Montero Baeza, donde
huauzontle (guazontle), es traducido como "kuazonquilitl" de donde se
desprenden tres conceptos:
—kua, comer
—zon, manojo de plumas/cabello/yerbas
—quilitl, bledos
Es decir, bledos [como] manojo de plumas/cabello/yerbas que se comen.
Retomando la palabra ahuejote y el sentido metafórico de los cuatrocientos pelos, la que en principio parecía la palabra menos interesante porque simplemente se traduce como sauce, podría sorprendernos si apelamos a la fórmula de las palabras disfrazadas, nahualtocaitl (ver arriba). ¿Qué pasaría si dividimos la palabra ahuejote / ahuexotl en partículas más pequeñas? Por ejemplo:
—a, (atl) agua
—hue, ? supongamos que se mantiene la raíz de huehuetl, y entonces es
entidad grande.
—xo[tl], puede ser algo que denote verde según Karttunen, de hecho la palabra xotla, significa según Molina, "abrasarse la tierra, o encenderse los carbones o brotar las flores".
¡Ajá! Si lo definimos así, ya no sólo es un sauce acuático, sino una
entidad grande y verde que brota las flores. Tendría sentido que hoy en día se
le diga ahuejote, terminado con -e, porque la palabra se españolizó para que
coincidiera con el sustantivo masculino "árbol". Entonces, sería una
coincidencia enorme, grata y hermosa —aunque en la realidad no fuese así—
que la definición etimológica de los ahuejotes —esos seres que parecen
huauzontles gigantes— fuese la de entidades grandes y verdes que abrasan a la
tierra, que encienden los carbones, y que además ayudan a brotar las flores,
nada más ni nada menos que en Xochimilco, «el campo de flores». Poesía pura.
(Sin) conclusiones
El nahuatl es un idioma aglutinante como el alemán que usa difrasismos
para construir conceptos, una especie de principio de rebus poético. En este
sentido, traducir palabras como ahuehuete, ahuejote, huautli, huazontle o ahuautle,
simplemente como una correspondencia al español no sólo menoscaba la compleja
cosmovisión nahua sino que reduce conceptos de origen mesoamericano a simples
correspondencias en lenguas romances.
En la mayoría de los diccionarios el ahuehuete es simplemente un árbol que se diferencia de otros por sus características morfológicas, y su etimología se reduce a una correspondencia directa entre dos vocablos nahuas, atl y huehuetl, el viejo del agua, pero como hemos visto el significado de ahuehuete en su sentido amplio y original podría ser, aquella entidad grande que no envejece aunque parezca un viejo. De igual forma, el ahuejote, una entidad grande y verde que brota las flores y no sólo sauce de agua. Usando la misma lógica hemos definido ahuautli como amaranto de agua, y huautli como el producto comestible de las flores de la familia Amaranthaceae, es decir, las semillas del huauhquilitl. Siguiendo nuestro entramado etimológico, definimos la etimología del pájaro tzentzon, el tzentzontototl, para poder definir la etimología del huauzontle como el bledo de manojo de cuatrocientos pelos.
Los ahuejotes en verdad son como huauzontles y aunque los orígenes de las
palabras que les dan nombre son bien diferentes, su conexión directa es Xochimilco,
donde los quelites del amaranto son cosechados para producir bledos de cuatrocientos
pelos protegidos por entes grandes y verdes que brotan las flores.
Estirando la liga interpretativa: addendum
No deja de ser interesante una etimología bastante común para referirse al ahuejote como "ahuxotl" y que apela a la forma tan particular del árbol que parece huauzontle. Sin embargo, no he podido rastrear dicha referencia. En nahuatl clásico, según Molina, escoba es izquiztli; según Tezozomoc es otlatl; según Molina una escobita o escobajo es tepitó[n] yzquiztli; también en Molina encontramos xocomecatl yquauhyo o xoco-mecaquauitl, que quiere decir "escobajo de uvas", es decir, el ramito que queda después de comernos las uvas; mecatl, por cierto, es un atado de hilos, un cordel, un mecate pues. Por otro lado, en nahuatl contemporáneo, escoba se puede decir tlachpahuastli (norte de Puebla) o tlachpauastle u ochpanjual (náhuatl de Hueyapan). Es más, incluso hasta se le puede decir popota (Náhuatl del Balsas), pero no he podido encontrar “ahuxutl”.
Lo más parecido a ahuxutl que he encontrado es aocohuitl, "encino"
(Norte de Puebla), o ahua, también "encino" (Mecayapan,
Tatahuicapan de Juárez, Veracruz), o auaquauitl, "roble o
encino", o simplemente auatl, "roble". En este caso, aua[tl],
ao, o ahua, refiere al tipo de árbol, y obviamente cohuitl
simplemente denota qué tipo de entidad es. Es decir, un árbol. ¿Acaso habrá
existido o existe el roble/encino xotl? ¿Es decir, el encino verde que
hace brotar las flores? El Ahuaxotl pues, que habría derivado en ahuxutl.
Esta podría ser una buena idea, pero demasiado estirada porque si es verdad que
ahua refiere a los encinos, es decir, a los Quercus,
tendríamos que entender si el ahuejote en algún punto de su existencia se
consideró un encino, roble o alcornoque. Además, también habría qué ver si la
partícula a- de inicio tiene algo que ver con el agua, o con la negación
aic, como sugeriría Mariano Rojas. Por ahora esto seguirá siendo un misterio.
Agradecimientos
Agradezco a Paola Everardo Martínez, Oscar Armando Plata Torres, Ana
Paulina Rivero Hinojosa y Andrea Silva Caballero quienes me ayudaron a mejorar
este texto y que lo leyeron aunque no les de créditos académicos :P
Referencias
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Excelente artículo, muy interesante, más aún para mí que tengo el contexto de lo que habla puesto que radico en la ciudad de México.
ResponderBorrarqué chido que te gustó! Ya leíste el del aceite de oliva? https://ishiba.blogspot.com/2021/05/el-olivo-y-las-aceitunas-la-curiosa.html
BorrarMe pareció muy interesante aunque un poco complicado al leer el náhuatl, cuando alguna vez visité Xochimilco o Tláhuac y veía los ahuejotes si me imaginaba unos huazontles gigantes "cómo los que cocinaba mi mamá y que algunos de mis hermanos le decíamos que nos hiciera arboltos de comer". ah y si alguien quiere comer tortitas de ahuatle, en el mercado de San Juan (Calle de Ernesto Pugibet, en el centro CDMX) lo pueden adquirir para prepar este rico manjar)
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