Mateo dormía en su cuarto. El sol brillaba ferozmente como si intentara dejar ciego a cualquiera que se atreviera a mirarlo. Mateo soñaba con el pasado fantástico, con el futuro improbable. Las sucias y raídas cortinas dejaban pasar algo más que polvo. Un rayo de luz recorría lentamente la habitación donde Mateo lloraba de alegría, de tristeza y desesperación. La fantasía se convertía en pesadilla y dolor de un presente interminable, de una tristeza endemoniada. El rayo calentó un poco la mejilla de Mateo, intentando evaporar la lágrima que la recorría. La luz se posó sobre sus ojos. La claridad desvaneció el amor y el deseo, la desesperanza y la desesperación. De pronto, despertó.
Mateo enjugó sus ojos limpiando lo que el sol no pudo evaporar, se incorporó y trató de descifrar la hora mientras intentaba descifrarse a sí mismo. Era el medio día. Pasaron sólo unas horas. Caminó hacia el baño y se miró al espejo sin poder reconocerse, el cuerpo sin fuerzas que aun lograba sostenerlo no soportaba más el gran peso de la cabeza. Mateo suspiró profundamente, como queriendo deshacerse de los recuerdos de la pesadilla y de su propia realidad. Cabizbajo y sin esperanzas, se dirigió a la cocina y tomó un vaso de agua y miró por horas dentro de si, era imposible salir de su propio cuerpo. Desconcertado observó el reloj del horno donde calentaría su comida, vio por la ventana y era de noche. El día había terminado. Un día menos en la vida de Mateo y casi era imposible recordarlo.
woow, que espiritu!!
ResponderBorrarcon la primera creo que ya me la habias platicado en una de las pedas, y la segunda tiene mucho de donde empezar otra(peda) discusión de esas donde sacas todo el corage de la innumerable lista de contradicciones y errores de todos los tipos de leyes que intentan regirnos.
movimiento!!